Tate Modern 1932 Óleo sobre lienzo 129,9 x 97,2 cm. |
Picasso pinta a María Teresa Walter, muchacha de sencilla belleza, que le inspira obras en las que expresa sin rodeos una sensualidad callada y plena, a quien por su mata de pelo rubio es fácil de reconocer en diversos cuadros de mujeres durmiendo, echadas o sentadas.
Dentro de la ingente labor de Picasso, ésta es una época estilísticamente imprecisa, en la que se combinan ciertos resabios del cubismo con un desenfado y aun con una intención expresionista. Lo más característico de este cuadro es la superposición del perfil sobre el rostro de frente, dando a la fisonomía cierto aspecto lunar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario