| Museo del Prado 1548 Óleo sobre lienzo 335 x 283 cm. |
Este cuadro responde a un propósito a la vez conmemorativo y glorificador de la victoria alcanzada en la batalla de Mühlberg sobre los ejércitos protestantes, acción en la que fue hecho prisionero Juan Federico, duque de Sajonia. Sobre un fondo de paisaje coronado por un celaje de nubes oscuras aparece el Emperador montando un caballo de raza española, con armadura y lanza, dirigiéndose hacia el río Elba. La disposición de la figura ecuestre establece un precedente que se mantendrá inamovible en este género de obras durante muchos años, precedente al que se ajusta, por ejemplo, Velázquez en sus retratos a caballo. El pintor describe con genialidad la condición metálica de la armadura, bañada por toques de luz plateada, y acierta a plasmar en el rostro del emperador las virtudes de la voluntad, firmeza y confianza. Hay en esta obra dos elementos distintos; de una parte, el interés por el detalle y las calidades de la materia, de otra, un concepto heroico y grandilocuente en la descripción de la figura, inmersa en un marco paisajístico que responde a este propósito.
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