Museo de Arte Moderno de Nueva York 1931 Óleo sobre lienzo 24 x 33 cm. |
Este cuadro es un ejemplo ilustrativo de la teoría de la “paranoia crítica” de Salvador Dalí. Se trata de la representación de imágenes suscitadas por la libre asociación de ideas, a partir de formas originadas por el azar. Los precedentes pueden hallarse en Piero di Cosimo o en Leonardo da Vinci. Formalmente, el cuadro presenta el estilo minucioso y realista, servido por una técnica precisa que permite los efectos de trompe l’oeil, la disolución y la deformación de los objetos. Los “relojes blandos” que en él aparecen tendrán continuidad en la obra daliniana, y serán asimismo realizados como objeto real y funcional treinta años más tarde. André Breton se permitió también, como en el caso de Brauner, “excomulgar” al pintor, lo que resulta injustificado a todas luces, puesto que su arte procede efectivamente de la estética surrealista y de un subconsciente que se halla bajo el signo de la imaginación, el erotismo, el sadismo y la escatología.
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