Art Institute de Chicago 1884 Óleo sobre lienzo 207,6 × 308 cm. |
El paisaje y las figuras fueron construidos con la técnica, característica de su autor, de la
aplicación del color en estado puro y por medio de toques independientes que crean una trama
destinada a fundirse en la retina del espectador si el cuadro se observa a la distancia adecuada.
Seurat conocía a fondo la teoría óptica y se dejaba guiar como pintor por un espíritu científico.
De ahí que la composición y las formas hayan sido tratadas con extraordinario rigor, como si su
ejecución estuviese sometida a las normas inamovibles de una experiencia de física desarrollada
en un laboratorio. A pesar de tal circunstancia, el conjunto produce una primera impresión
satisfactoria de vibración lumínica, gracias al sutil juego de fluctuación de colores en la
retícula de puntos que forma la superficie pictórica. En esta atmosfera tornasolada hallan su
lugar varias parejas de paseantes, hombres y mujeres aislados, un músico aficionado que se
ejercita en el arte de tocar la trompa, una mujer que pesca con caña, niños que juegan o se
pasean con su institutriz… En la plateada superficie del agua, las embarcaciones de vela, de remo
o a motor componen un mosaico de reflejos.
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